No pierdes tiempo y te sumerges entre ambas, tibias y tersas presas que se presentan ante ti. Tus labios me acarician punto por punto, centímetro a centímetro, pezón por pezón, y cuando tu abrazo ya me ha dejado lo suficientemente pegada a ti, sin ningún espacio entre ambos, creo que muero, y sin premeditación un sonido sale de mi mas profundo interior, un gemido se escapa de mi seca boca, en tanto que tu otra mano, que aún sujeta firmemente mi nalga comienza a provocar un movimiento en vaivén, ese movimiento que es paso seguro de este baile y que rápidamente se vuelve natural entre tu y yo, entre los cuerpos, entre los calores y lugares mas acalorados.
Me balanceo sobre ti, sintiendo todo el lo que se puede en un solo momento, sin entender mucho ni pensar en nada, solo sintiendo. De pronto me veo tendida en la cama sin respiración, agitada, electrizada por aquella sensación descontrolada, y siento que tus manos se afirman de mis muslos, que simultáneamente vuelan pantys, calcetines, calzones y calzoncillos, y que una lengua tibia y delicada, igual que una mariposa se posa en mi clítoris acariciándolo suavemente. Es la sensación más extasiante que jamás he sentido, y que tampoco quiero dejar de sentir. Mi cuerpo se contrae y retuerce al ritmo de cada lamida, se acelera mi corazón, el palpitar de todo mi cuerpo, en especial de mis labios, de aquellos que están más cerca de este lugar acariciado.
Me desespero, quiero tus labios en los míos de nuevo, quiero tu cuerpo sobre el mí otra vez antes de salir arrancando. Tú también lo sientes y lo sé. Nuestros cuerpos sólo se necesitan así mismos. Te acomodas sobre mi, y sin aviso me penetras lentamente, siento cada centímetro, y no son despreciables, de tu miembro rígido y palpitante dentro de mi. De pronto un dolor sobreviene tal exquisito momento, lo cual lo vuelve aun más placentero en la medida que se mezcla con cada una de las diversas sensaciones que genera este instante, los olores, los sabores, los calores, texturas, etc.
Te oigo gemir, y ese sonido... el saber que estas tan excitado como yo, provoca que yo disfrute aún más como nos probamos, como nos catamos el uno al otro. Nuestra respiración y nuestros movimientos van a estas alturas al unísono, siento que vas a llegar muy adentro y eso es todo lo que quiero, quiero saber que más sigue, que hay detrás de este querer escapar. Ya no puedo aguantar más quiero que llegues hasta aquel lugar que siquiera yo conozco, que busques hasta que encuentres, quiero mantener esta sensación por siempre en mi cuerpo, quiero que entres y no te detengas más. Es en ese instante cuando la huida regresa, y esa electricidad baja desde mi vientre hasta mis labios mojados y ardientes. Me contraigo, suspiro, gimo… tu sólo te mueves, cada vez más profundo, cada vez más rápido, cada vez más intenso, cada vez, cada vez, cada vez… y sin verlo venir, algo dentro de mi estalla en un millos de sensaciones, contracciones y adormecimientos múltiples que recorren mi cuerpo y desembocan en un estridente y sostenido “aaaaaahhhhhhhhhhhh”.
Todo se detiene, por lo menos entre tu y yo, mi cuerpo continua agitado, caliente, palpitando, respirando, traspirando y lubricando, pero en la escena, solo son dos cuerpos temblorosos y 10 dedos entrelazados que comunican todo aquello que no se dice, todo aquello que ha sido para ambos esta primera vez.
Complicado comentar sobre este escrito, poderoso es una palabra para describirlo. Me transportó hasta la escena, y me sentí como espectador fantasmal de aquel momento intimo.
ResponderEliminarRecomiendo que los lectores lo analicen y se den el tiempo para leerlo. Interesante leer este tipo de escritos, me dieron ganas de escribir algo similar... dedíquese a esto....jejeje