pudor

pudor

contador de visitas

sábado, 24 de noviembre de 2012

DeSpErTaR




Despertar 


Por alguna razón despierto en tu cama, un poco somnolienta siento los olores característicos de ese lugar, la humedad de la cama me hace estirar una mano hacia afuera de los cobertores y sentir el calor de tu piel. Estas durmiendo apacible, tus manos están alrededor de mi cintura y no me dejan salir, te estoy dando la espalda, no puedo recordar como llegue ahí, pero no me molesta tenerte en ese instante, en esa posición. Tomo un respiro para apartarme, y al instante siento como tus brazos me presionan contra ti y me inmovilizas mientras tus labios cálidos se acercan a mi cuello y se posan tras mi oreja, y automáticamente un escalofrío recorre toda mi espina hasta el sacro. No puedo evitar ponerme tensa mientras siento que mi circulación se acelera, mientras siento cada vez más pronunciado el palpitar de mis venas, de mis senos y mi vientre. Mi respiración también se acelera, y se profundiza mientras siento tu inhalar y exhalar junto a mi oído, constante,  intensa y tibia. No me muevo, disfruto de ese sonido y de lo que provoca en mí, me complace el escalofrío que siento en mi espalda y no quiero que termine. Al parecer tú percibes mi gusto y no haces movimiento alguno, te mantienes ahí donde tanto gozo e incluso aproximas mas tu boca a mi oído acentuando tu respiración. No puedo evitar cerrar los ojos, mi boca se abre y mis labios se secan, mientras sus símiles se humedecen, no hay mas contacto entre nosotros que la cercanía de nuestros cuerpos, que el calor concentrado bajo las sábanas. Sigo preguntándome como llegue ahí. Mi placer es tanto que aquel escalofrío de la espalda se extiende un poco, llegando hasta entre medio de mis piernas, provocando que me enrosque, minimizando el espacio entre tu vientre y mis glúteos. En una segunda oleada me vuelvo a enroscar y logro tantear con mis nalgas algo más que tu bajo vientre, sintiendo entre ellas tu dureza que hasta hace muy poco no había sido evidente, y que genera una explosión de sensaciones en mi, desde la punta de mis pezones hasta la punta de mi clítoris, todo se me tensa, los bellos se me erizan, y tu calor cual imán atrae mi posterior, y me quedo ahí, disfrutando del calor, de tu erección, de mi sensación producto de todo eso, de esa suma de elementos que eres tú, y que provocan con tan solo un respiro una insurrección de las partes más íntimas de mi cuerpo. Deliberadamente comienzo a frotarme contra ti, miles de imágenes acaban de pasar en mi cabeza, quiero oírte jadear, olerte y saborearte. Siento tu incremento a mis espaldas, y me libero de tus brazos, me volteo e intempestivamente me subo sobre ti, ahora tus manos están prisioneras de las mías, y tus caderas han sido cautivas por mis muslos, abiertos, sintiendo cada centímetro de tus propiedades, no puedo dejar de balancearme sobre toda esa extensión, ni puedo dejar de enardecerme con cada uno de tus gemidos, lo quiero todo ahora, y al pensarlo la ropa se vuelve nada entre nosotros, estoy lista para hacerme de ti en ese instante. Tomo tu miembro entre una de mis manos, me levanto para encajarte en mi, y al momento en que siento como tu glande se abre paso en mis adentros cierro los ojos para acentuar la sensación, abriéndolos tan solo para percatarme de que no estás ahí, y que yo no estoy en tu cama, que todo aquello no fue más que un caluroso y húmedo sueño.