pudor

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domingo, 29 de mayo de 2011

DeSoRdEn HoRmoOnAl

Cada vez que me miras, que me hablas, y por supuesto... que me tocas, ocurre una consecución de situaciones corporales, que desencadenan una docena de efectos que generan una respuesta en mi, una respuesta que no puedo controlar y me cuesta mucho describir.

Primero; una sensación extrañísima emerge desde la boca de mi estómago hasta llenarlo, luego se extiende hasta alcanzar mi garganta apretándola, y curiosamente dificultándome  respirar. Mi boca se llena de saliva, como lubricándose, mientras mis labios a medida que se ponen más y más febriles se me secan, tomando un tono rojo carmesí, inflamándose e incluso hiriéndose de tanto calor.

Segundo; mis extremidades por algún motivo se adormecen, me tiemblan y la sensación anterior que se había quedado en mi garganta baja por mi espina dorsal sacudiendo cada punto y desembocando en el sacro, para luego retornar ami estómago y trasladarse a mi vientre. De mi vientre se extiende cautelosa y selectivamente hacia mis pezones y mi vagina, en una suerte de potente electricidad que me llega a poner tensa y que otras tantas es hasta dolorosa.

Tercero; seguido de lo último comienza un estremecimiento generalizado de las diferentes áreas de mi cuerpo que acaba en una contracción fuera de lugar, acentuada entre mi vientre y mis labios inferiores, humedeciéndolos, sobre saturando el sector de flujo sanguíneo, llevando las palpitaciones  una pseudo explosión que necesita de manera urgente acabar en el más corto tiempo.

jueves, 26 de mayo de 2011

MiRaDaS

en horas de la tarde, cuando el metro se llena de cuerpos calidos y muchas veces traspirosos, dosmiradas se encuentran en un mismo vagón. Sin advertencia, sin necesidad y sin premeditación alguna, sus cuerpos se topan en un mismo metro cuadrado, sus alientos, sus olores se entremezclan, logran reconocerse mutuamente como si de conocidos se tratase. No dejan de mirarse, de sentirse.

En un segundo ella se transaporta, pasa de ese bagón de metro auna sala solitaria, adornada con miles de paños de seda de color azul, tras ellos una figura, una persona, el encuentro con aquel a quien antes reconocio frente a sus narices, el mismo aliento, el mismo olor, los mismos ojos profundamente negros. El la observa, se acerca, la rodea, rozasu cuerpo tan solo con la punta de los bellos de sus brazos, ella se estremece, cada uno de sus musculos se tensa, reconoce la atracción.

La escena es limpia, ella solo lo mira, el se mueve a su alrededor, la llama, la seduce, sin embargo ella solo puede mirar. Entonces el actúa, la toma, la somete y la penetra hasta lo más profundo de su ser, ella solo se entrega, siente, huele, vive el momento, y cuando la fricción y el roce han hecho su trabajo, y las pulsaciones desmedidas del flujo sanguíneo empujan cada uno de los miembros contra el otro cuerpo, y se siente esa llamarada que sale desde el origen de la vida como una extencion del pene y la vagina, de los vientres, del exhalo, ella cierra sus ojos para percatarse que esos ojos negros la siguen mirando y que el bullicio de la muchedumbre del metro la han despertado.

lunes, 23 de mayo de 2011

La primera vez (II)







No pierdes tiempo y te sumerges entre ambas, tibias y tersas presas que se presentan ante ti. Tus labios me acarician punto por punto, centímetro a centímetro, pezón por pezón, y cuando tu abrazo ya me ha dejado lo suficientemente pegada a ti, sin ningún espacio entre ambos, creo  que muero, y sin premeditación un sonido sale de mi mas profundo interior, un gemido se escapa de mi seca boca, en tanto que tu otra mano, que aún sujeta firmemente mi nalga comienza a provocar un movimiento en vaivén, ese movimiento que es paso seguro de este baile y que rápidamente se vuelve natural entre tu y yo, entre los cuerpos, entre los calores y lugares mas acalorados.

Me balanceo sobre ti, sintiendo todo el lo que se puede en un solo momento, sin entender mucho ni pensar en nada, solo sintiendo. De pronto me veo tendida en la cama sin respiración, agitada, electrizada por aquella sensación descontrolada, y siento que tus manos se afirman de mis muslos, que simultáneamente vuelan pantys, calcetines, calzones y calzoncillos, y que una lengua tibia y delicada, igual que una mariposa se posa en mi clítoris acariciándolo suavemente. Es la sensación más extasiante que jamás he sentido, y que tampoco quiero dejar de sentir. Mi cuerpo se contrae y retuerce al ritmo de cada lamida, se acelera mi corazón, el palpitar de todo mi cuerpo, en especial de mis labios, de aquellos que están más cerca de este lugar acariciado.

Me desespero, quiero tus labios en los míos de nuevo, quiero tu cuerpo sobre el mí otra vez antes de salir arrancando. Tú también lo sientes y lo sé.  Nuestros cuerpos sólo se necesitan así mismos. Te acomodas sobre mi, y sin aviso me penetras lentamente, siento cada centímetro, y no son despreciables, de tu miembro rígido y palpitante dentro de mi. De pronto un dolor sobreviene tal exquisito momento, lo cual lo vuelve aun más placentero en la medida que se mezcla con cada una de las diversas sensaciones que genera este instante, los olores, los sabores, los calores, texturas, etc. 

Te oigo gemir, y ese sonido... el saber que estas tan excitado como yo, provoca que yo disfrute aún más como nos probamos, como nos catamos el uno al otro. Nuestra respiración y nuestros movimientos van a estas alturas al unísono, siento que vas a llegar muy adentro y eso es todo lo que quiero, quiero saber que más sigue, que hay detrás de este querer escapar. Ya no puedo aguantar más quiero que llegues hasta aquel lugar que siquiera yo conozco, que busques hasta que encuentres, quiero mantener esta sensación por siempre en mi cuerpo, quiero que entres y no te detengas más. Es en ese instante cuando la huida regresa, y esa electricidad baja desde mi vientre hasta mis labios mojados y ardientes. Me contraigo, suspiro, gimo… tu sólo te mueves, cada vez más profundo, cada vez más rápido, cada vez más intenso, cada vez, cada vez, cada vez… y sin verlo venir, algo dentro de mi estalla en un millos de sensaciones, contracciones y adormecimientos múltiples que recorren mi cuerpo y desembocan en un estridente y sostenido “aaaaaahhhhhhhhhhhh”.

Todo se detiene, por lo menos entre tu y yo, mi cuerpo continua agitado, caliente, palpitando, respirando, traspirando y  lubricando, pero en la escena, solo son dos cuerpos temblorosos y 10 dedos entrelazados que comunican todo aquello que no se dice, todo aquello que ha sido para ambos esta primera vez.

jueves, 19 de mayo de 2011

La primera vez (I)




Era una fría mañana de invierno. Ambos, la noche anterior, acordamos juntarnos en mi casa a las nueve de la mañana. Yo llegaría primero y dejaría la reja abierta, así cuando él pasara y de manera más que disimulada entraría con tan solo una inspiración.

Llegué de vuelta del colegio al cual nunca llegué, entré y deje la reja abierta. Eran las nueve con cinco minutos en mi reloj, y para mi ya era tarde, la ansiedad rebosaba mi cuerpo, se escurría por doquier, y mi corazón palpitaba cada vez más rápido a medida que los segundos pasaban, al mismo tiempo que mi cabeza calculaba la estrategia en el caso de que no apareciera.

Miro la hora, son las nueve y veinticinco, creo en lo más profundo que él no aparecerá, me desanimo y todo el proceso anterior se detiene en ese instante. Me saco los zapatos sin mayor esfuerzo que el que mis pies son capaces de hacer, y comienzo mi subida, deprimente y penosa por la escalera hasta la cama, con una sensación de derrota donde ya nada de lo acordado podía concretarse. Porque con dieciséis años si algo no resulta como lo esperaste, en definitiva es el fin del mundo.

Prendo la tele, sin ponerle mucha atención, solo busco sentirme acompañada en mi momento de decepción, y con la idea fija en la mente de que no llegaste, de que no te importó. Por algún motivo decido voltearme, y en ese instante y como una ilusión apareces tú, hermoso y expectante igual que yo.

Toda la rabia se me va, no me interesa saber que es lo que te sucedió, el por qué de tu atraso, el momento sólo nos da para aquello que mejor sabemos hacer.

Te miro, te observo, contemplo tu figura y te rodeo con mi cuerpo, con mis ojos, interminablemente, sin pensar en nada más. Te beso, un beso apretado, sin pudor, un beso que no es el mismo de siempre, que te entrega algo mas que saliva y calor, que conlleva un mensaje escrito a fuego en mis labios, y que se traspasa sin mayor dificultad y velozmente. Me alejo en una fracción de segundo, y cuando decido buscar tus ojos, tus labios ya han recibido el mensaje,  han salido a buscar los míos  con desesperación, como si algo se hubiese perdido, como si ellos fueran vitales, en un solo impulso y sin vacilación. Tus labios arden más que de costumbre tratando de devolver aquello que recién les fue entregado. Tus manos me rodean en un abrazo profundo que nos fusiona en uno y me deja sin respiración, sin aliento, no temo en absoluto, me agrada y me entrego.

De pronto atrapo tus carnosos labios con mis dientes, dándome una sensación extravagante y desconocida que no soy capaz de reconocer, que no he sentido jamás hasta este instante y que me estremece hasta los huesos. Tu mirada se transforma, tus ojos buscan algo en mi, recorres mi cuerpo con ellos sin decir una sola palabra, tus manos comienzan a hacer contacto, viajando desde mi cintura hasta mis pechos apretándolos con firmeza, con fuerza, con una cierta desesperación, a sabiendas de que es algo que he estado esperando desde que llegaste.

Aquel cosquilleo que en un momento comenzó en mi abdomen, se traslada ahora a mi estómago, a mis piernas, a mis labios, y viaja de una manera avasalladora y brusca, que me produce querer escapar en cualquier momento, aunque sé muy bien que no es todo lo contrario.

Me siento sobre ti, necesito que esa sensación penetre en mi, no sé por qué, sólo deseo dejar de sentir la inminente huida  quiero permanecer y saber como acabaran las cosas. Me tomas con tus enormes manos desde la cintura, recogiendo mi jumper tableado hasta alcanzar mis nalgas, tus manos están frías, mis glúteos se contraen al contacto de inmediato. Las tomas y las haces tuyas, como si fueran algún tipo de material que quieres moldear a tu antojo. Una de tus manos se estaciona ahí  en tanto que la otra se traslada desabotonando mi uniforme y mi blusa, dejando al descubierto un par de voluptuosas tetas que sobresalen del brasiere...

miércoles, 4 de mayo de 2011

Juguetillos para todos los gustos

Form 6 de Jimmyjane

Diseñado por Ethan Imboden, Form 6 representa su vibrador más poderoso y rico en funciones hasta la fecha. Recargable y completamente impermeable, Form 6 tiene un amplio rango de vibración, velocidades e intensidades y vibra a través de los dos extremos. La superficie es lisa y suave y tiene un peso significativo. Form 6 de Jimmyjane


Mustang de Vixen Creations

Vixen Creations fue uno de los pioneros en usar silicona para fabricar consoladores. 
La silicona es el material ideal para los consoladores:
  • fácil de limpiar
  • resistente
  • hipoalergénico
  • conserva el calor del cuerpo
  • transmite vibraciones
  • incluso se puede lavar o hervir.
Hace años creó VixSkin, una silicona de doble densidad que tiene un exterior suave y un centro firme.
Mustang de Vixen Creations

Nea de LELO

El diseñador sueco LELO comenzó con una idea simple: hacer objetos bellos y sofisticados que proporcionen una estimulación fuerte y consistente.
Nea es un vibrador recargable externo, de diseño ergonómico, silencioso y muy potente. Nea cuenta con una función multivelocidad sensible y duradera, resultando bueno tanto para el principiante como para el experimentado.

Nea de LELO

Pure Wand de NJOY

Los diseñadores de Njoy se autodenominan “observadores entusiastas de las maravillas de la mecánica sexual humana”. Su material de elección, el acero inoxidable de grado médico, es hermoso, duradero y seguro.
Sus diseños son hermosos y funcionales por igual. Pure Wand es un juguete de doble penetración muy seguro para uso vaginal o anal.
Pure Wand de NJOY

We Vibe de Standard InnovationsWe Vibe de Standard Innovations

Una solución ideal al problema de la estimulación del clítoris insuficiente durante la relación sexual, We Vibe se usa durante la penetración. Un brazo es insertado en la vagina mientras que el otro se apoya contra el clítoris. Es un vibrador recargable de alta calidad con un cuerpo de silicona fácil de limpiar.